Habana

Hoy no podía dejar de escribirle a ella. Ella es todo, ella es aire, es tierra, es mar…ella es madre, es amigos, es hermanos, es familia. Ella es sonrisas, borracheras, cuerpos desnudos, conversaciones francas, bancas en los parques, gatos trasnochados, perros callejeros, adolescentes descarriados, jóvenes interesantes, mujeres perdidas, besos en lo oscuro y lágrimas en mármol. Ella es poesía, es Carpentier, es ensayo, es novela, es crítica, es bloguera. Ella es ese poquito de emoción en el día, esa sensación de hogar en las avenidas, ese cruel sentimiento de abandono total. Ella representa mi techo, representa mi balsa, representa mi árbol en pie y mi tronco al mar. Ella son la gente que ya no veo, los recuerdos albergados en las esquinas, los jaques mates a relaciones fuertes y relaciones insípidas. Ella me muerde y me cura, me aleja y me encarcela, me cobija y me abandona, me traiciona y se desvive por mí, me restriega por el suelo, y a la vez me alienta…tantísimo, me cuida, me atraviesa. Ella es todo, mi soledad y mi compañía, mis errores y los suyos, mis huesos y sus piedras, ella es mía, y y no lo es, pero yo sigo siendo absolutamente suya. Hoy no podía dejar de escribirle a ella… Habana.